Las instrucciones del Instituto Monetario Europeo y la regla de conversión de pesetas a euros no habrían de determinar variaciones en los precios.

El posible impacto de la conversión tiene su origen en que mientras la equivalencia del cambio de pesetas a euros se expresa en tres decimales (1 euro = 166,386 pesetas), los importes en euros se expresan en dos decimales (1.000 pesetas = 6,01 euros).

Para hacer el cálculo de pesetas a euros bastará con dividir la suma en pesetas entre 166,386, eliminando todos los decimales a partir del segundo, lo que entraña aplicar la regla de redondeo: si el tercer decimal es igual o superior a 5, se incrementa el segundo decimal en una unidad y, si es inferior a 5, no se modifica.

Esto se traduce en que el impacto máximo de la conversión nunca puede alcanzar un valor superior a una peseta pues las cinco -0.005- milésimas de euro que, como máximo se absorben o añaden en el redondeo a dos decimales equivalen a 0,83 pesetas.